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Taxonomía de la UE: 4 sencillos pasos para su cumplimiento  

Taxonomía Europea: Todo lo que necesitas saber. Impulsar la transparencia y las inversiones sostenibles. Pero, ¿cómo se aplica? ¿Quién tiene que levantarse y tomar nota? ¿Y cuál es el vínculo con otra legislación en materia de ESG?

La Taxonomía Europea entró en vigor el 1 de enero de 2022 y es solo una de las diversas herramientas establecidas por la Unión Europea para cumplir los objetivos climáticos establecidos para el 2050, en cconcordancia con el “Green Deal”. Proporciona un marco para que las empresas informen sobre sus inversiones medioambientales. Al impulsar la transparencia y contrarrestar el green washing, anima a los inversores a tomar decisiones informadas y a invertir su capital en actividades ambientales reales, acelerando así la transición hacia una economía sostenible.

¿A quién se le aplica la TaxonomíaEuropea?

En este momento, las partes que están sujetas a la obligación de informar son todas las grandes empresas y los participantes en los mercados financieros que también tienen que informar en virtud de la NFRD, la SFRD y/o la CSRD. Se trata, por ejemplo, de empresas con más de 500 empleados, un balance total superior a 20 millones de euros y/o un volumen de negocios neto superior a 40 millones de euros. No obstante, todas las empresas constructoras e inmobiliarias se verán afectadas en cierta medida, ya que operan en el mismo sector que la mayoría de empresas e instituciones obligadas.

3 criterios importantes y umbrales específicos

Tres criterios determinan si una inversión puede clasificarse como sostenible en la Taxonomía Europea:

  • Contribución sustancial en al menos 1 de los 6 objetivos climáticos:
  1. Mitigación del cambio climático
  2. Adaptación al cambio climático
  3. Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marítimos
  4. Transición a la economía circular
  5. Prevención de la contaminación
  6. Protección y restauración de ecosistemas
  • Ningún daño significativo a los otros 5 objetivos climáticos
  • Cumplimiento de las salvaguardas mínimas sobre relaciones laborales y derechos humanos

El problema es que estos criterios corren el riesgo de quedar abiertos a la interpretación. Por eso cada país ha establecido límites específicos adaptados a las herramientas de medición locales. Veamos cómo localizan los Países Bajos e Italia la Guía Taxonómica de la UE. En los Países Bajos, la DGBC utiliza la herramienta local BENG para fijar límites, partiendo de datos de consumo energetico casi nulo de edificios . Italia, por su parte, utiliza el Carbon Risk Real Estate Monitor (CRREM).

Estos límites definidos localmente constituyen la base de los informes de la Taxonomía de la UE. Cualquier inversión que contribuya a estos parámetros puede clasificarse como «sostenible», con la complejidad añadida de que las normas de información también varían según el país.

Ser reconocidos como líderes en sostenibilidad

Las empresas no están obligadas a informar sobre todos los aspectos de la Taxonomía de la UE, pero su reputación puede verse beneficiada:

  • Acceso a financiación verde
  • Reconocimiento como empresa ecológica
  • La posibilidad de formar parte de fondos o inversiones verdes
  • Estar preparado para la legislación futura

Además, la Taxonomía de la UE contiene directrices consagradas en determinadas legislaciones locales. Un ejemplo claro en los Países Bajos es el Sistema de Automatización y Control de Edificios (BACS), que debe cumplir requisitos técnicos para 2026.

La Taxonomía de la UE en 4 pasos

Para cumplir con la Taxonomía de la UE, se pueden seguir los siguientes pasos:

  1. En primer lugar, hacer un inventario de las inversiones sostenibles que la empresa ha realizado en el último año.  
  2. Comprobar si estas inversiones están cubiertas por la Taxonomía de la UE y determinar a cuál de los tres capítulos corresponden. A continuación, calcular el porcentaje de inversiones ecológicas dentro del CAPEX y OPEX.  
  3. Examinar hasta qué punto la empresa actúa dentro de los límites de la aplicación local de la Taxonomía de la UE. En Deerns, por ejemplo, realizamos visitas in situ para medir el consumo de energía. Si no cumple los límites, anotar las inversiones a hacer en el futuro para alcanzar el objetivo.  
  4. Anotar los resultados de los pasos anteriores en tres apartados: objetivos climáticos, ausencia de daños significativos y salvaguardas mínimas. Esto no tiene por qué plasmarse en un informe, sino que también puede hacerse en forma de folleto o página web, por ejemplo.   

En Deerns aplicamos los mismos pasos para alinear los informes de nuestros clientes con la Taxonomía de la UE. Esto proporciona información y transparencia sobre las inversiones sostenibles de la empresa, e informa de oportunidades para futuros desarrollos ecológicos.

Las grandes empresas que cotizan en bolsa también están obligadas a informar a partir del ejercicio 2024 de la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), que incluye S (personas y sociedad) y G (gobernanza) además de los aspectos medioambientales (E). Este tema se tratará en detalle en el próximo artículo de esta serie.

Hablemos

Juan Manuel Blazquez

Business Unit Manager

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